Históricamente desde la época de los filósofos clásicos como Platón y Aristóteles se desarrollaron La academia y el liceo donde los grandes maestros enseñaban a sus discípulos el Trivium que contemplaba artes liberales como la gramática, la lógica y la retórica y posteriormente evolucionó al quadrivium en donde se enseñaban habilidades del pensamiento a través de la aritmética, la geometría, la música y la astronomía.

En todo este proceso evolutivo de la academia como se conoce actualmente estuvieron también presentes las preguntas fundamentales ¿Quién soy yo?, ¿Qué es el mundo?, ¿de dónde vengo?, ¿Cuál es mi sentido existencial? y en esta encrucijada entraron en juego términos como la deontología, la axiología y la ética que son pilares estructurales en nuestro sistema educativo actual para formar al ser humano y que se conjuga con la filosofía de la tecnología y la bioética propias de la revolución digital actual.

Si hablamos de deontología la Real Academia Española la define como “el conjunto de deberes relacionados con el ejercicio de una determinada profesión” en este contexto absolutamente todas las carreras deben cumplir con deberes morales a través del cumplimiento de determinadas normas de conducta, un ejemplo clásico en la medicina es el juramento hipocrático que contempla las obligaciones morales que los médicos deben cumplir con sus pacientes en su labor profesional.

En cuanto a la axiología se podría decir que es la teoría de los valores que analiza su naturaleza, su jerarquización y los juicios de valor que puede emitir una persona sean estos positivos o negativos, en nuestro caso en el Instituto Superior Tecnológico Cordillera considera fundamentales en la formación de sus profesionales los valores del respeto, la integridad, el servicio, el trabajo en equipo, la eficiencia, la innovación, la solidaridad, la lealtad, la equidad y el amor considerando que estos son deseados en toda la comunidad educativa por su bondad.

La ética por su lado estudia la conducta humana determinando lo que es correcto o incorrecto, lo bueno y lo malo; y, es aquí donde nace el código de ética que establece normas que regulan la conducta humana en donde cada persona asume un compromiso personal y voluntario para tener una adecuada convivencia social en los diversos contextos de la vida, sean estos personales, formativos o profesionales para alcanzar el bien común y a través de él la felicidad.